Cómo el hielo y la nieve afectan a los árboles

Cómo el hielo y la nieve afecta a los árboles

Cómo el hielo y la nieve afectan a los árboles

La llegada del invierno y sus bajas temperaturas acompañadas de heladas, nevadas, tormentas, vientos polares… suponen para los árboles caducifolios un estrés añadido a su periodo de letargo vegetativo hasta primavera. Además el resto de plantas y árboles perennes, en general, también han desarrollado mecanismos de adaptación a las bajas temperaturas para resistir el duro invierno. Aún así, cuando los termómetros caen de manera severa y hacen su aparición la nieve y el hielo, estos afectan a los árboles aunque de manera distinta.

No todos los fenómenos meteorológicos influyen de igual manera en los árboles, por ello, la protección de árboles y plantas de exterior debe planificarse previamente. Para garantizar la supervivencia de aquellos elementos vegetales que tenemos plantados en nuestra finca o jardín debemos ponernos en manos de profesionales como Ajardina.

El peso del hielo y de la nieve afecta a los árboles quebrando sus ramas, entre otras consecuencias.

El primer paso empezaría por elegir aquellas especies que resistan mejor las temperaturas de la región (teniendo en cuenta las posibles heladas nocturnas en invierno en las zonas del norte e interior de España). A continuación, debemos dejarnos asesorar sobre cuál sería la ubicación ideal para esa especie.

Existen una serie de factores que pueden influir a lo largo de su vida como la elevación del terreno, las propiedades del suelo, la reflectividad de la superficie… se debe hacer un estudio previo del espacio con el objetivo de encontrar el lugar adecuado para su correcto desarrollo y supervivencia. Si no se dan estos factores puede que con la llegada del invierno en las regiones frías de nuestro país los árboles y plantas de exterior se deterioren e, incluso, mueran a causa del frío extremo y las heladas nocturnas. Sin duda, la nieve y el hielo afecta a la salud del árbol de manera importante.

La nieve, como elemento protector.

El invierno trae consigo constantes e intensas ventiscas, disminución extrema de la temperatura, tormentas, heladas… lo que puede derivar en una situación de peligro para la gran parte de seres vivos, entre ellos, la vegetación.

Aunque a priori se pueda pensar que la nieve acabará con la vida del árbol, esta afirmación no es del todo cierta. En aquellas zonas donde la nieve se acumula durante un periodo prolongado con un espesor de entre 5 o 6 cm. puede ser beneficioso para su supervivencia. En tal caso, los árboles y plantas utilizarán las precipitaciones caídas en forma de copos para protegerse del aire y la desecación que produce el hielo.

La nieve puede afectar al árbol tanto de manera positiva como negativa.

Aprovechando el momento en el que se funden los copos para almacenar agua y suministrar a la tierra la humedad necesaria.

Pero si la nevada se presenta de manera abundante y de improviso el peso de la nieve puede quebrar las ramas de los árboles dañando la parte leñosa además de su apariencia. En tal caso, las consecuencias causarán un daño severo si no se quita la nieve cuidadosamente y por manos profesionales.

Hielo, el gran enemigo de los árboles.

Aunque las maravillosas estampas invernales con árboles cubiertos de hielo pueden resultar atractivas, la realidad es otra. A pesar de las herramientas de supervivencia de las que disponen tanto los árboles como las plantas, cuando el hielo hace su aparición sobrevivir es un gran reto para estos elementos vegetales. El hielo afecta muy negativamente sobre la salud del árbol, poniendo en juego su supervivencia.

Cuando el agua pasa de líquido a sólido pierde aquellas propiedades que hacen posible la vida del resto de seres vivos. Los cristales de hielo que se forman sobre los ejemplares rasgan y destruyen las paredes celulares, los tejidos y los órganos internos provocando daños irreparables en su salud.

Varios factores influyen en los daños por heladas y sus consecuencias:

  • Tiempo transcurrido entre el TNH (temperatura de nucleación del hielo) y el fin de la helada.
  • La diferencia de sensibilidad entre las distintas estructuras de un mismo árbol.
  • Temperaturas de los días previos a la helada (proceso de endurecimiento).
  • La capacidad de regeneración del tejido dañado.

En cualquier caso, lo más conveniente cuando hace su aparición el frío extremo es confiar en una empresa de jardinería en Madrid que conozca el terreno y la climatología de la zona para que tome las medidas necesarias para que nuestros árboles y arbustos superen las gélidas temperaturas.



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